Tuesday, April 18, 2006

XIII PARTE

Durante los siete años que llevaba viviendo en Gondolin me había ganado la estima del Rey, gracias a mi trabajo en la ciudad y mi rápido aprendizaje, me había ganado su confianza, lo cual me dio valentía para pedirle la mano de su hermosa hija, fue uno de los momentos realmente difíciles, era alcanzar una gracia bien grande, en ese momento la cacería de orcos o el enfrentamiento a los hombres del este parecieron un juego de niños, pero gracias a Ilúvatar el Rey Turgon no me rehusó ni siquiera la mano de su hija, porque aunque no quería hacer caso del mandato de Ulmo, entendía que el destino de los Noldor estaba atado a aquel a quien Ulmo había enviado, según me comentó tiempo después, además me dijo que no había olvidado las palabras que mi padre le había dicho antes de que el ejército de Gondolin abandonara la Batalla de las Lágrimas Innumerables.

Se celebró una gran fiesta y nos casamos ante el pueblo en Gar Ainion, el Lugar de los Dioses, corría el año 502, y toda la ciudad parecía feliz, a excepción de Maeglin, a quien al parecer nunca le caí en gracia, por más que me esforcé, pero nunca pude entenderlo.

En la primavera del año siguiente nació mi hijo Eärendil a quien llamaban el Medio Elfo. Su belleza era sobrecogedora, llevaba en la cara una luz que parecía la luz del cielo, y tenía la belleza y la sabiduría de los Eldar, y la fuerza y la audacia de los Hombres de antaño; y el mar le hablaba siempre al oído y al corazón, como me sucedía a mi, también tenía la gracia de Ulmo sobre él.

En ese entonces los días de Gondolin eran felices y pacíficos, pero a mi esposa Idril Celebrindal quien siempre se caracterizó por ser sabia y previsora, le surgió una inquietud en el corazón, y la sombra de un mal presagio. Por este motivo hizo preparar un camino subterráneo y secreto, que iría desde la ciudad y bajo el llano hasta más allá de los muros, al norte de Amon Gwareth; y dispuso que sólo muy pocos supieran de él, y que ni siquiera un rumor sobre estas obras llegara a oídos de Maeglin.

En el año que Eärendil cumplió siete años, 510 de la Primera Edad, Morgoth lanzó sobre Gondolin a Balrogs y Orcos y Lobos; y con ellos iban dragones de la estirpe de Glaurung, numerosos y terribles. El ejército de Morgoth vino por las montañas septentrionales donde era mayor la altura y menos atenta la vigilancia del reino, y llegó por la noche en tiempo festivo, cuando todos los del pueblo de Gondolin estábamos sobre los muros esperando el amanecer, para cantar cuando el sol se elevara en el cielo; porque al día siguiente era la gran fiesta que llamaban las Puertas del Verano, no supimos como se enteró el enemigo de nuestra localización, pero por dentro sabía que la profecía se estaba cumpliendo, y que pesaría haber desobedecido a Ulmo.

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