Monday, May 29, 2006

¿TE INTERESA LA ASOCIACIÓN TOLKIEN COLOMBIA?

La Asociación Tolkien Colombiana, cuyo nombre en Quenya (idioma creado por Tolkien y hablado por los Elfos) es TOLCIN OTORNASSË ESTELDÓRË (TOE), es una asociación sin ánimo de lucro, cuyo objetivo es el estudio y la difusión de la obra del escritor británico John Ronald Reuel Tolkien, así como servir de punto de encuentro entre los aficionados y estudiosos de dicho autor.
Entre los fines de la TOE se destacan los siguientes:
* Difundir la obra de John Ronald Reuel Tolkien.
* Publicar en diversos medios obras relativas a la naturaleza de la TOE, incluyendo publicaciones propias o ajenas.
* Cultivar y promover los valores que se desprenden de la obra de J.R.R. Tolkien.
* Servir como ámbito de encuentro entre los seguidores de la obra de J.R.R. Tolkien.
* Promover manifestaciones culturales afines
Los miembros de la TOE tendrán la denominación genérica de “Socios”, en una de las siguientes categorías: Activos, Honorarios (en adelante conocidos como “Istari”), Adherentes, Corresponsales o en Prueba.
El ingreso en la TOE como socio activo se realiza por medio de solicitud expresa y por escrito dirigida a la junta directiva de la Toe, luego de cumplir el periodo de prueba, y de ser aprobado su ingreso por la Junta Directiva, previo pago de la cuota social anual, además de cumplir con el reglamento de la Asociación.
En el momento del ingreso, cada socio activo deberá integrarse a sólo uno de los siete Reinos (estructura de estudio académico de la TOE, los Reinos son Gondor y Los Pueblos Libres, Lorien, La Comarca, Fangorn, Valinor, Mordor y Khazad-Dûm.
Aunque parezca muy complicado no lo es, es simplemente estar dispuestos a sacar un poco más de tu tiempo para dedicarlo a actividades de tipo literarias y pedagógicas, a compartir con personas de toda Colombia que también disfruta de Tierra Media e integrarnos en un fin común, sacar la TOE adelante y difundiendo sus objetivos a través de la literatura y todas las artes a fines.
Si quieres pertenecer a la TOE envia un mail a Esteldore_Toe-subscribe@gruposyahoo.com o entra aquí.


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Wednesday, May 10, 2006

BALADA DE EÄRENDIL

Escrito por Bilbo Bolsón esta es parta de la Balada de Eärendil, cantada en Rivendel antes del Concilio de Elrond.

Eärendil era un marino
que en Arvernien se demoró;
y un bote hizo en Nimrethel
de madera de árboles caídos;
tejió las velas de hermosa plata,
y los faroles fueron de plata;
el mascarón de proa era un cisne
y había luz en las banderas.

De una panoplia de antiguos reyes
obtuvo anillos encadenados,
un escudo con letras rúnicas
para evitar desgracias y heridas,
un arco de cuerno de dragón
y flechas de ébano tallado;
la cota de malla era de plata
y la vaina de piedra calcedonia,
de acero la espada infatigable
y el casco alto de adamanto;
llevaba en la cimera una pluma de águila
y sobre el pecho una esmeralda.

Bajo la luna y las estrellas
erró alejándose del norte,
extraviándose en sendas encantadas
más allá de los días de las tierras mortales.

De los chirridos del Hielo Apretado,
donde las sombras yacen en colinas heladas,
de los calores infernales y del ardor de los desiertos
huyó de prisa, y errando todavía
por aguas sin estrellas de allá lejos
llegó al fin a la Noche de la Nada,
y así pasó sin alcanzar a ver
la luz deseada, la orilla centelleante.
Los vientos de la cólera se alzaron arrastrándolo
y a ciegas escapó de la espuma
del este hacia el oeste, y de pronto
volvió rápidamente al país natal.

La alada Elwin vino entonces a él
y la llama se encendió en las tinieblas;
más clara que la luz del diamante
ardía el fuego encima del collar;
y en él puso el Silmaril
coronándolo con una luz viviente;
Eärendil, intrépido, la frente en llamas,
viró la proa, y en aquella noche
del Otro Mundo más allá del Mar
furiosa y libre se alzó una tormenta,
un viento poderoso en Termanel,
y como la potencia de la muerte
soplando y mordiendo arrastró el bote
por sitios que los mortales no frecuentan
y mares grises hace tiempo olvidados;
y así Eärendil pasó del este hacia el oeste.

Cruzando la Noche Eterna fue llevado
sobre las olas negras que corrían
por sombras y por costas inundadas
ya antes que los Días empezaran,
hasta que al fin en márgenes de perlas
donde las olas siempre espumosas
traen oro amarillo y joyas pálidas,
donde termina el mundo, oyó la música.
Vio la montaña que se alzaba en silencio
donde el crepúsculo se tiende en las rodillas
de Valinor, y vio a Eldamar
muy lejos más allá de los mares.
Vagabundo escapado de la noche
llegó por último a un puerto blanco,
al hogar de los elfos claro y verde,
de aire sutil; pálidas como el vidrio,
al pie de la colina de Ilmarin
resplandeciendo en un valle abrupto
las torres encendidas del Tirion
se reflejan allí, en el Lago de Sombras.

Allí dejó la vida errante
y le enseñaron canciones,
los sabios le contaron maravillas de antaño,
y le llevaron arpas de oro.
De blanco élfico lo vistieron
y precedido por siete luces
fue hasta la oculta tierra abandonada
cruzando el Calacirian.
Al fin entró en los salones sin tiempo
donde brillando caen los años incontables,
y reina para siempre el Rey Antiguo
en la montaña escarpada de Ilmarin;
palabras desconocidas se dijeron entonces
de la raza de los hombres y de los elfos,
le mostraron visiones del trasmundo
prohibidas para aquellos que allí viven.

Un nuevo barco para él construyeron
de mitril y de vidrio élfico,
de proa brillante; ningún remo desnudo,
ninguna vela en el mástil de plata:
el Silmaril como linterna
y en la bandera un fuego vivo
puesto allí mismo por Elbereth,
y otorgándole alas inmortales
impuso a Eärendil un eterno destino:
navegar por los cielos sin orillas
detrás del Sol y la luz de la Luna.

De las altas colinas de Evereven
donde hay dulces manantiales de plata
las alas lo llevaron, como una luz errante,
más allá del Muro de la Montaña.
Del fin del mundo entonces se volvió
deseando encontrar otra vez
la luz del hogar; navegando entre sombras
y ardiendo como una estrella solitaria
fue por encima de las nieblas
como fuego distante delante del sol,
maravilla que precede al alba,
donde corren las aguas de Norlanda.

Y así pasó sobre la Tierra Media
y al fin oyó los llantos de dolor
de las mujeres y las vírgenes élficas
de los Tiempos Antiguos, de los días de antaño.
Pero un destino implacable pesaba sobre él:
hasta la desaparición de la Luna
pasar como una estrella en órbita
sin detenerse nunca en las orillas
donde habitan los mortales, heraldo
de una misión que no conoce descanso
llevar allá lejos la claridad resplandeciente,
la luz flamígera de Oesternesse.

JRRT

Sunday, May 07, 2006

XV Y ÚLTIMA PARTE

Mientras huíamos y tratábamos de defender la Plaza del Rey, reunidos los que restábamos de las Casas de Gondolin, me vi sofocado por el calor y caí derribado por un gran demonio, el mismísimo Gothmog, señor de los Balrogs. Pero Ecthelion, cuyo rostro lucía tan pálido como el acero verdoso y cuyo escudo colgaba fláccido a su costado, se acercó veloz al verme caer; y el elfo atacó al demonio, pero no logró darle muerte, porque fue herido en el brazo en el que blandía la espada y ésta se soltó de su puño. Entonces, Ecthelion, señor de la Fuente, el más noble de los Noldor, se abalanzó sobre Gothmog cuando éste levantaba el látigo, y enterró la púa de su yelmo en el malévolo pecho y enroscó las piernas en los muslos del enemigo; y el Balrog se desplomó hacia adelante con un chillido pero los dos cayeron en la profunda fuente del rey. Allí encontró la muerte esa criatura; y Ecthelion, abrumado por el peso del acero, se hundió hasta el fondo y así murió el señor de la Fuente después de una fogosa lucha en esas aguas frías.

La lucha fue fuerte, eran orcos atacando por uno y otro lado, la constante arremetida de los dragones hasta que incendiaron el valle completo, defendimos fuertemente la torre de Turgon, hasta que fue derribada, era imposible defendernos ante fuerza tan grande y sorpresiva; cuando cayó el Rey, no tuvimos más remedio que conducir, con la ayuda de mi esposa, a los pocos del pueblo de Gondolin que pudimos reunir en medio de la confusión del incendio por el camino secreto que Idril había preparado años antes; de ese pasaje los capitanes de Angband nada sabían, y nunca pensaron que ningún fugitivo tomaría un camino hacia el norte y las cimas de las montañas, y el más próximo a Angband, lo cual nos ayudó para tomar la delantera y salir en secreto. El humo del incendio y el vapor de las hermosas fuentes de Gondolin, que se marchitaban en las llamas de los dragones del norte, descendieron sobre el valle de Tumladen en luctuosas tinieblas; y así fue favorecida nuestra huida, aún teníamos que recorrer un camino largo y descubierto desde la boca del túnel hasta el pie de las montañas.

Con mucho sigilo y esfuerzo llegamos a la salida del túnel, más allá de toda esperanza trepamos con dolor y desconsuelo, porque esas altas cimas eran frías y espantosas, y teníamos con nosotros muchos heridos, mujeres y niños.

Había un pasaje terrible, Cirith Thoronath se llamaba, la Grieta de las Águilas, donde a la sombra de los picos más altos serpeaba un estrecho sendero; a la derecha se abría un precipicio abismal, y a la izquierda una pendiente tremenda descendía al vado. A lo largo de ese estrecho sendero marchábamos en línea, cuando caímos en una emboscada de Orcos, y nuestra suerte empeoró al darnos cuenta que con ellos venía un balrog. La situación fue entonces espantosa, sobre nosotros caía una lluvia de flechas los seres de Morgoth se nos abalanzaron con espadas, en ese momento el balrog se puso delante de ellos y dirigió la marcha de ataque.

Nuestras mujeres y niños comenzaron a correr ayudando a los heridos, mientras nosotros nos quedamos en la retaguardia para hacerle frente al ataque; Glorfindel, el de cabellos amarillos, jefe de la Casa de la Flor Dorada de Gondolin, se puso al frente de la defensa, enfrentando se al balrog, y difícilmente podría habernos salvado su valor si Thorondor no hubiera llegado en el momento oportuno.

Glorfindel se enfrentó con el Balrog, con gran valentía le hacia frente a las embestidas del demonio de fuego, la lucha se llevó a cabo sobre el pináculo de una roca; y ambos cayeron perdiéndose en el abismo. Pero las águilas se lanzaron sobre los Orcos, que retrocedieron chillando; y todos fueron muertos o arrojados a las profundidades, de modo que Morgoth nada supo de la huida desde Gondolin hasta mucho después.

Entonces Thorondor rescató el cuerpo de Glorfindel del abismo, y lo sepultamos con gran dolor bajo un montículo de piedras junto al pasaje. Grande fue nuestro dolor.

Posteriormente conduje al resto de los habitantes de Gondolin. Pasé por encima de las montañas, y descendí al Valle del Sirion; y huyendo hacia el sur por fatigosas y peligrosas sendas, arribé por fin a Nan-tathren, la Tierra de los Sauces, sentía el poder de Ulmo habitando aún en el gran río y alrededor.

Allí descansamos un tiempo y aprovechamos para curar las heridas y el cansancio; pero nunca pudimos curarnos del dolor que nos causó la caída de Gondolin y la muerte de nuestra gente. En medio del dolor celebramos en memoria de la ciudad y de los Elfos que habían perecido allí, las doncellas, y las esposas, y los guerreros del rey; y por el amado Glorfindel. Muchos fueron los cantos que se oyeron bajo los sauces de Nan—tathren en la declinación del año.

Allí compuse una canción para mi hijo Eärendil, en la que contaba la llegada de Ulmo, el Señor de las Aguas, a las costas de Nevrast en tiempo pasado; y la nostalgia por el mar despertó en mi corazón y sentí que también en el de mi hijo. Idril y yo partimos de Nan—tathren, y nos dirigimos hacia el sur, río abajo, al encuentro del mar; y vivimos allí junto a las esembocaduras del Sirion; y nos encontramos en el lugar a las gentes de Elwing hija de Dior quienes también habían huido allí sólo un tiempo antes.

Junto al Sirion y el mar creció un pueblo de Elfos, espigas de Doriath y Gondolin; y de Balar llegaron los marineros de Círdan y se sumaron a nosotros y nos dedicamos a la navegación y a la fabricación de barcos, habitando siempre cerca de las costas de Arvernien bajo la sombra de la mano de Ulmo.

Comencé a sentir que la vejez me invadía, y que el deseo de la alta mar crecía con fuerza en mi corazón. Inicié la construcción de un gran navío al cual llamé Eärrámé, que significa Ala del Mar; y junto con Idril Celebrindal, mi querida esposa, navegué hacia el poniente, en el 525, el mismo año en que mi hijo Eärendil se casó con Elwyn hija de Dior.