12 DÍA (al medio día)
Al sitio llegaron algunos elfos, por su aspecto deduje que eran de la raza Noldo, también habían algunos Vanya, Idril me dijo que de ellos heredó el oro de sus cabellos. Se acercaron a nosotros y esto se convirtió en la imagen de un sueño que anda entre las almas, envolviéndonos en sus redes y cada paso era el sonido de una canción de bienaventuranza que se elevaba por los aires. Junto a ellos aparecieron unos seres cuyos ojos revelaban la edad de arda, pero estaban llenos de luz y sabiduría; ellos eran los otros pares de Ulmo, los valar, los poderes que formaban parte del espíritu de Ea.
Ese día se hizo un gran Concilio en el que se evaluó nuestra estancia en las Tierras del Oeste, el tema de la prohibición volvió a salir a flote, pero Ulmo intercedió incontables veces por nosotros. Les manifestamos nuestro dolor y la necesidad de su ayuda en Endor, en ese instante se sintió una presencia mucho más fuerte, lo sublime de estas tierras se volvieron insignificantes ante la majestad que llenó el mundo en ese instante, en el cual se discutía acerca de si un atan podía permanecer en las Tierras Imperecederas.
Después de un momento en que la tierra quedó en un silencio sublime, Manwë Súlimo se pronunció y dijo que por orden de Ilúvatar mi destino se despegaría del de los atani, y que desde ese instante viviría entre lo Noldor en Tol Eressea compartiendo su destino por siempre al lado de mi esposa, y así fue como adquirí una inmortalidad que no solicité.
Ese día se hizo un gran festejo y sentí como mi alma se ataba a Arda por siempre, una melancolía inundó mi corazón y en medio de un círculo formado por los Eldar tomé mi arpa y me dispuse a cantar en la Isla Perdida:
“Una vez Conocí la calma,
En ella empezaste a reinar,
Princesa élfica de cabellos claros como el de los Vanyar
Hija de la ciudad escondida.
Una vez descubrí la belleza,
Y 2 árboles y 7 puertas no fueron suficientes
Para superar la alegría que me embargó tu magia,
Primera Nacida
Para superar la soledad que me ofrecía la mortalidad,
Idril.
Una vez conocí el futuro,
Y desde la ciudad de los 7 nombres me lancé a la mar contigo,
Buscando mí destino,
Desde el cual no pueda morir,
Para morar por siempre a tu lado”.